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MIÉ 14.12.2016 | Noticias

El uso correcto de la expresión 'victoria pírrica'

La Universidad de Salamanca nos explica cómo debería usarse correctamente esta locución, a menudo empleada erróneamente en el ámbito deportivo.

Noticias

MIÉ 14.12.2016

No son pocas las ocasiones en que encontramos mal empleada la locución victoria pírrica, no solo en el mundo del fútbol, sino también, por ejemplo, en el de la política, para señalar que un equipo ha ganado por la mínima o que un político ha llegado al poder gracias a un puñado de votos.

El adjetivo pírrico, según recoge el diccionario,  se refiere  a un triunfo o victoria "Obtenidos con más daño del vencedor que del vencido". Es decir, que se puede ganar por cinco o seis goles de diferencia o por millones de votos y obtener una victoria pírrica si los daños llamados "colaterales" han sido considerables: si se han lesionado gravemente tres jugadores, por ejemplo, o si el político en cuestión, con su triunfo, ha provocado una gran crisis interna en su partido (¿a que se les ocurren algunos ejemplos?).

El origen del término no está, como piensan algunos, en el apodo de José Martínez "Pirri", mítico jugador del Real Madrid  y artífice de no pocos triunfos blancos, sino en un personaje histórico: Pirro (318-272 a. C.), rey de Epiro, una antigua región de los Balcanes griegos. Fue su principal obsesión luchar contra los romanos, hasta el punto de armar un potente ejército para invadir Roma. Con esa intención desembarcó en Taranto con sus elefantes. El cónsul Valerio Levinio le salió al encuentro en Heraclea, la actual Policoro (Basilicata), donde se entabló una cruenta batalla en la que el invasor acabó doblegando al ejército más poderoso del mundo.  Los elefantes arrasaron a la caballería romana, pero el rey de Epiro perdió a más de cuatro mil hombres, entre ellos a sus mejores generales. Cuenta la leyenda que, contemplando el "victorioso desastre", exclamó: "Si consigo otra victoria como esta tendré que regresar solo a Epiro".

Recompuesto mínimamente su ejército, siguió la marcha hacia la metrópoli  y obtuvo en Ausculum (Ascoli Satriano, Apulia) otra durísima victoria. "Otra victoria  así y estaré perdido", fue esta vez el lamento.  Finalmente, como no podía ser de otro modo, acabó firmando una tregua con Roma y luchando contra cartagineses, macedonios y espartanos, a los que superó en victoriosas derrotas, o con los que perdió en lamentables victorias, según se mire.

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